Comienza el 2do Simposium Internacional de Humanidades Médicas
“El desarrollo de las ciencias y el desarrollo de las humanidades, es posible y es necesario, sin estar una por sobre la otra, ambas pueden convivir para hacer un mundo mejor”, indicó esta mañana el decano de la Facultad de Medicina de la Universidad del Desarrollo Clínica Alemana, doctor Ricardo Ronco, en sus palabras de apertura al 2do Simposium Internacional de Humanidades Médicas: “Salud post pandemia Covid-19: nuevas narrativas entre tecnología y bienestar”, que se desarrolla desde hoy, miércoles 7 de octubre y hasta este viernes 9.
El objetivo de la actividad es compartir reflexiones y experiencias entre los profesionales de la salud, pacientes, expertos de diversas disciplinas y teóricos de países como Italia, España, Alemania, Francia, Estados Unidos y Chile.
El Simposium se realiza de manera 100% virtual a través de la plataforma zoom, es sin costo y requiere de inscripción previa en el link https://humanidadesmedicas.udd.cl/ donde se puede acceder al detalle del programa y los expertos de cada jornada.
Hoy la temática fue “Inteligencia artificial, sociedad y tecnología en tiempos de Covid-19”.
El primer expositor, Thomas Fuchs, profesor de la Universidad de Heidelberg en Alemania, destacado psiquiatra y filósofo, expuso sobre la pandemia actual como una situación límite colectiva, que cuestiona las certezas y que nos abre oportunidades. Parafraseando al también psiquiatra y filósofo alemán, Karl Jaspers (1883-1947), señaló que esta pandemia ha venido a cuestionar nuestras creencias de progreso continuo, de consumo, de control, de dinámicas capitalistas sobre una rueda que gira cada vez más rápido, y que busca densificar la vida, con más y más experiencias. Algo que a nivel psiquiátrico podría considerarse, según señaló, como una manía colectiva.
“Hay formas evidentes en las cuales la libertad, el viaje, el avance sin fin, en el que estábamos transitando ya no es lo mismo”, indicó. “Aparecen ahora la separación, la culpa, la fragilidad del cuerpo o la finitud de la vida”. Se ha roto la protección de la vida (Jaspers llama “housing” a este marco fijo de seguridad). Los supuestos, las cosmovisiones -que esconden las contradicciones de la existencia- ya no son útiles. Se han destruido los “cascarones” y ha cambiado radicalmente la forma de vivir. Se ha distorsionado hasta el flujo del tiempo, aseguró Fuchs.
Pero esta situación límite es una oportunidad. Las personas hoy tienen más posibilidades de ser ellas mismas pues sería a través del fracaso que nos damos cuenta de nuestra libertad. “Hoy lo imposible pierde su poder. Podemos trabajar desde la casa, vivir sin vuelos intercontinentales. Vamos a tener que repensar la agitada prisa de nuestras existencias, tanto en lo pequeño como en lo más grande”, afirmó. Podemos, por ejemplo, llegar a una nueva relación con los seres vivos, con todos los seres que vivimos en el planeta.
Fuchs concluyó que quizás la lección más importante de esta pandemia es que hay que replantearse nuestra actitud hacia el futuro (Zukunft), en español, “por venir”, el advenimiento de algo, no es solo lo que planeamos, sino también lo que cuestiona nuestras ideas y protecciones. Y eso ocurre en todo encuentro con las personas, en eventos sorprendentes. La actitud no es miedo, ni control, es confianza, significa la libertad de ese encuentro y permitir ser cuestionado.
“No hay duda que una vida de confianza es más abierta, pero a partir de la confianza surge la fuerza interna, la confianza es una fuerza que vive dentro de nosotros, nos lleva hacia la incertidumbre, lo incierto es finalmente el único lugar donde podemos crecer y desarrollarnos. Lo incierto no es nada más que la vida misma”, finalizó.
Luisa Damiano, profesora de la lógica y filosofía de la ciencia de la Universidad de Messina en Italia, expuso sobre la “Empatía artificial en la robótica socialmente asistida”. La profesora explicó cómo los robots caracterizados con una empatía artificial interna conectan con los usuarios, haciéndolos muchas veces sentir acompañados de un igual. Estos son usados como mediadores terapéuticos, logrando una interacción con la persona en cuestión, ayudándole así a desarrollar habilidades sociales necesarias para la vida en comunidad, un ejemplo de su uso es con los niños autistas, quienes no pueden desarrollar ciertas habilidades sociales por sí solos y que se sienten acompañados al interactuar con estos robots.
Su charla profundizó en el campo naciente de la empatía artificial, con un enfoque en la robótica socialmente asistida, discutiendo las implicaciones de estos paradigmas para el futuro de la empatía artificial, en particular en lo que respecta a la sostenibilidad social de la difusión de los robots empáticos.
Explicó cómo muchas veces se ha condenado la creación de una empatía artificial, asegurando que puede ser vista como manipulación para los humanos o que derechamente es un peligro para la sociedad, abriendo un debate ético en base a las emociones. Sin embargo, tras la llegada del Coronavirus, estos robots resultaron ser sumamente útiles en ciertos contextos de distanciamiento social y gracias a eso se comenzó a discutir cuáles podrían ser los límites o regulaciones para la aceptación de estas tecnologías en ciertos casos específicos. Damiano reforzó la importancia de una reflexión crítica al respecto para que la humanidad pueda beneficiarse, con regulación, de una empatía artificial en la robótica socialmente asistida.
La tercera exposición del día estuvo a cargo Hagen Lehmann investigador del departamento de Ciencias de la Educación, Patrimonio Cultural y Turismo en la Universidad de Macerata de Italia, quien expuso sobre los robots como mediadores sociales en educación y el rol que estos han tenido durante la pandemia.
Explicó sobre el proceso a través del cual se activa la construcción de nuevos conocimientos. “La enseñanza o aprendizaje es un proceso continuo…el nuevo conocimiento se construye a través de la interacción que existe entre el profesor y el estudiante. El rol del profesor está en mostrar los problemas y en activar el conflicto cognitivo en el estudiante. El estudiante, en tanto, traerá nuevo conocimiento. Es esencial en este proceso la retroalimentación entre ambos y con el nuevo conocimiento, como un loop. Si no lo tenemos, el estudiante no aprende”. Señaló entonces, que en esta retroalimentación podría ser vital el robot social para activar nuevos procesos de desarrollo intelectual.
Se refirió a cómo la robótica social está constantemente sujeta a la crítica humana, ya que se le pide al robot que sea lo más humano posible, para que la gente quiera producir esa interacción, pero que tampoco sea completamente igual, para que no cause un rechazo.
Son temas en desarrollo y en debate, mientras vemos que en casos con niños con dificultades sociales, por ejemplo, los robots son efectivos como mediadores, ayudándoles con sus aprendizajes, a comprender los problemas a los que se ven enfrentados e incluso en sesiones terapéuticas ayudando al desarrollo social de las personas.
Por último, el doctor Arnold Hoppe, neurólogo y profesor de la Facultad de Medicina Clínica Alemana Universidad del Desarrollo, estuvo a cargo de la tercera ponencia, quien se refirió al rol de la Telemedicina y la nueva relación entre médicos y pacientes con la llegada de la pandemia. En su opinión la llegada del coronavirus ha abierto nuevas posibilidades a la atención médica. “¿Qué es el acto médico? ¿Es cuando el profesional toma una decisión única para el paciente? ¿Está basada en la alianza entre médico y paciente? ¿Es lo que ocurre en ese encuentro único entre ambos?
Se refirió a la importancia del momento histórico social donde se produce este encuentro, habló de la relación histórica, cultural y condicionada por los valores de ese momento. Desde una visión helénica donde los hombres debían ser iguales en virtud para tener una relación o encuentro, a la visión judeo cristiana donde la relación ya no es desde la armonía sino desde la misericordia, que no es más que sentir la desdicha del otro, o en el lenguaje presente, empatizar con el otro.
Mencionó al psiquiatra Otto Dörr, para quien la relación médico paciente está amenazada hoy por diversos motivos, entre estos, por la despersonalización de la relación, la invasión de una serie de exámenes y de medicinas, el tiempo escaso y sobre todo la desconfianza (crecientes juicios, malas prácticas, la falta de misericordia de algunos médicos, entre otros). Y relató tres historias distintas de telemedicina que hablan de situaciones distintas que brinda la tecnología en favor de la restauración de las confianzas. En su opinión la telemedicina le ha permitido volver a escuchar a los enfermos, acceder a estos a pesar de las distancias y reestablecer las confianzas.
Esta primera jornada tuvo dos secciones para responder preguntas del público, hacia los expositores, especialmente para los doctores Thomas Fuchs y Arnold Hoppe, y el investigador Hagen Lehmann sobre medicina narrativa, el manejo de la pandemia y las situaciones límites que esta trajo al mundo.
Este primer día finalizó con una cápsula humanística presentada por el neurólogo Víctor Navia, quien leyó algunos fragmentos del proyecto del Centro de Humanidades Médicas de la Facultad de Medicina de la Universidad del Desarrollo “Las voces del Covid”, el cual reúne diversos relatos de profesionales de la salud y de cómo estos han afrontado la pandemia actual. Para esto hizo una introducción del contexto actual por el que pasa el país y la medicina en general, además entregó su propia experiencia y trabajos dentro del área.
Mañana jueves el tema será: “Salud, ecología y bienestar en tiempos de Covid-19”. Para asistir hay que inscribirse previamente, sin costo en https://humanidadesmedicas.udd.cl/